Oliver Bodán
A propósito de las Fiestas Patrias, presentamos a nuestros lectores una galería de fotos que encarnan —superando las épocas— el espíritu, coraje, corazón y alma nicaragüense de un puñado de patriotas que derrotaron —hace 169 años, en la Batalla de San Jacinto, también llamada la «Batalla de Maratón de América» por su heroísmo e importancia para la soberanía del continente— a los filibusteros norteamericanos liderados por William Walker.
También recordamos, con dichas imágenes, la Independencia de Centroamérica, firmada un 15 de septiembre de 1821 en el Real Palacio de la Ciudad de Guatemala, mañana hace 204 años, que sepultó para siempre más de 300 años de dominio colonial español y encendió la llama libertaria en Nicaragua, Guatemala, Honduras, El Salvador y Costa Rica.
No olvidamos las voces que, soberanas y profundas, vibraron en el fragor del desigual combate. Publicamos, pues, este humilde homenaje a todos aquellos que defendieron —y defienden— nuestra soberanía y libertad.

«¡Firmes, firmes hasta caer el último!»
Coronel José Dolores Estrada
Parte Oficial, 14 de septiembre de 1856

«Se peleaba casi cuerpo a cuerpo, porque faltaba parque y entonces arrojábamos piedras pero el que hizo más estragos fue un managua de apellido Castro, osado y fuerte, quien le lanzó una piedra un poco más grande y pesada que una bola de billar y la arrojó con todas sus ganas, lleno de un coraje extraordinario, al yankee en el lado de la frente por la izquierda, de tal modo que el filibustero quedó un instante a ahorcajadas, inclinado hacia atrás, tambaleándose sobre la cerca de madera, cayendo inmediatamente después moribundo dentro de la trinchera».
Mayor General Carlos Alegría
Relato y parte de guerra, 14 de septiembre de 1886

«No se imagina, decía don Cayetano, que el entusiasmo fue tan grande que reventó una gritería estrepitosa, pero como no había parque, peleamos cuerpo a cuerpo y con piedras, yo mismo y compañeros tiramos muchas como balas. Sin embargo, los filibusteros avanzaban más y más porque tenían todo en abundancia y por eso los nuestros comenzaban a buscar refugio en la Casa Hacienda, siendo el 1ro. un oficial Zaragoza con los suyos, después de estar firmes como una 2da. muralla detrás de la trinchera».

«Ese estado fue terrible, pues ya estaban algunos en los corredores de la Casa-Hacienda y entonces el General Estrada, con un coraje muy grande, gritó para sostener el punto a varios militares que ya estaban entre la casa y el corral, entre ellos los capitanes Vélez, Solís y otros para contener la embestida hasta morir como fue mandado».

«Y así se hizo, dando nuevas órdenes inmediatas al mismo tiempo para contra atacar por retaguardia o flanqueo a los filibusteros, saliendo los nuestros por detrás de la Casa-Hacienda y dieron la vuelta como guerrillas por un lugar montañoso que nos los vieron hasta el momento de caerles encima a los atacantes, que sorprendidos y cayendo por el empuje de los nuestros, se retiraron corriendo, desgranándose como mazorcas, en momentos que ocurrió, como cosa inesperada, la irrupción de unos potros y de unas yeguas, que corrieron estrepitosamente sobre ellos».

«Asustadas las bestias por tantos ruidos de tiros y de los gritos que oyeron, quebraron piernas y brazos e hicieron huir, en una sola estampida, a los demás que podían correr. No había necesidad de este auxilio porque la victoria la teníamos en la mano, pero como siempre se agradece a la providencia de Dios, que quiso ahorrar sangre nicaragüense, tan sufrida».

«Mucho debe la nación a todos aquellos valientes patriotas que duermen en sus tumbas al contorno de San Jacinto, el sueño eterno del olvido y que sólo la Patria y este compañero los recuerda. Abandonaron sus lugares para exponerse siempre a los peligros, haciendo lujo de las intemperies, expusieron sus vidas en ofrendas a las libertades conculcadas y por salvar a su Patria que se hallaba enteramente en poder del filibustero».

«La hubieran dado cuantas veces se las hubieran pedido. Son los únicos que pueden llevar en altos pedestales el nombre de héroes, porque también son los únicos que han luchado cuerpo a cuerpo con la mortífera arma de presión civilizada. Son los primeros en América del Centro que como David han triunfado hasta con las piedras».

Fuente de fogografrías:
Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional
Portal oficial El 19
Fuente de citas:
Relato y parte de guerra del Mayor General Carlos Alegría, excepto la primera, atribuida al entonces Coronel José Dolores Estrada

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