26 de noviembre de 2019

El origen de la vida y el hallazgo de azúcar en meteoritos

Redacción
BBC News Mundo

«Es extraordinario que una molécula tan frágil como la ribosa pueda haber sido detectada en un material tan antiguo».

Jason Dworkin, investigador del Centro Goddard de la NASA, es uno de los autores de un nuevo estudio que confirma algo sin precedentes: el hallazgo en meteoritos de azúcares esenciales para la vida.

El descubrimiento respalda la hipótesis de que reacciones químicas en los asteroides, de los que se originan muchos meteoritos, pueden generar algunos de los ingredientes clave para la vida.

Si la hipótesis es correcta, el bombardeo de meteoritos en la antigua Tierra pudo haber contribuido al origen de la vida con un suministro de componentes básicos.

Azúcares
Los científicos descubrieron ribosa y otros azúcares esenciales, incluyendo arabinosa y zilosa, en dos meteoritos ricos en carbono llamados NWA 801 y Murchison.

La ribosa es un componente crucial del ARN o ácido ribonucleico.

El ARN cumple la función de molécula mensajera copiando las instrucciones genéticas de la molécula de ADN (ácido desoxirribonucleico) y entregándolas a las fábricas moleculares dentro de la célula llamadas ribosomas, que leen el ARN para elaborar proteínas.

«Otros componentes importantes de la vida se habían ya encontrado en meteoritos, incluyendo los aminoácidos (componentes de las proteínas) y las nucleobases (componentes de ADN y ARN)», señaló Yoshihiro Furukawa, investigador de la Universidad de Tohoku, Japón, y autor principal del estudio.

«Pero los azúcares eran la pieza que faltaba entre los principales componentes básicos de la vida»,

«La investigación proporciona la primera evidencia directa de ribosa en el espacio y la llegada de ese azúcar a la Tierra. El azúcar extraterrestre podría haber contribuido a la formación de ARN en la Tierra prebiótica que posiblemente condujo al origen de la vida», señaló la NASA en un comunicado.

Los investigadores descubrieron los azúcares analizando muestras en polvo de meteoritos utilizando la técnica de espectrometría de masas por cromatografía de gases, que identifica moléculas por su masa y carga eléctrica.

La abundancia de ribosa y otros azúcares iba de 2,3 a 11 partes por mil millones en NWA 801, y de 6,7 a 180 partes por mil millones en Murchison.

Los científicos también consideraron la posibilidad de que los azúcares en los meteoritos simplemente fueran producto de la contaminación con la vida en la Tierra.

Pero aseguran que la variedad de carbono en el azúcar extraterrestre es distinta a la que se halla en la biología terrestre.

¿Antes que el ADN?
El nuevo estudio, que fue publicado en la revista de la Academia de Ciencias de Estados Unidos o PNAS, respalda la posibilidad de que el ARN coordinó la maquinaria de la vida antes que el ADN.

Uno de los grandes misterios sobre el origen de la vida es como la biología emergió de procesos químicos no biológicos, según señala la NASA en su comunicado.

El ADN es el «modelo» o plantilla de la vida, que lleva las instrucciones sobre cómo construir y operar un organismo vivo.

Pero el ARN también contiene información y muchos científicos creen que evolucionó antes y fue reemplazado luego por el ADN.

Esto se debe, según la NASA, a que las moléculas de ARN poseen capacidades que no tiene el ADN.

El ARN puede hacer copias de si mismo sin la ayuda de otras moléculas, y también puede iniciar o acelerar reacciones químicas como catalizador.

«El azúcar en el ADN (2-desoxirribosa) no se detectó en ninguno de los meteoritos analizados en este estudio», afirmó Danny Glavin, del Centro Goddard de la NASA.

Los científicos planean analizar más meteoritos para obtener información sobre la abundancia de azúcares extraterrestres.

Dworkin señaló que «los resultados de este estudio guiarán nuestros análisis de muestras prístinas de los astereroides Ryugu y Bennu, que serán traídos a la Tierra por la misión Hayabusa2 de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón, y por la nave OSIRIS-REx de la NASA».

Se espera que Hayabusa 2 regrese a la Tierra a fines de 2020, y OSIRIS-REx lo haga en 2023.

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