El nuevo caracol canario de un milímetro que homenajea a Margarita Salas
Agathe Cortés
El País
A unos 60 metros de profundidad, sobre las algas filamentosas del coral negro de la localidad del Puerto del Carmen (Lanzarote), un grupo de investigadores encontró varios ejemplares vivos de un nuevo caracol marino de color crema y cabeza oscura que no mide más de un milímetro. El animal ha sido bautizado Rissoella Salasae en homenaje a Margarita Salas, pionera española en bioquímica que falleció en la misma fecha del hallazgo (7 de noviembre de 2019), y como reconocimiento por su trabajo, su dedicación a la ciencia y su lucha por la igualdad de género. Jesús Ortea, profesor jubilado de la Universidad de Oviedo y autor del estudio publicado recientemente en la revista de biodiversidad tropical Avicennia, escribe: “A Margarita, sabia asturiana, le debíamos una especie.”
El molusco que apenas se percibe con el ojo humano tiene una concha cristalina y frágil y es la tercera especie descubierta de este género en la fauna canaria, según cuenta el estudio (las otras dos son R. Contrerasi y el R. Opalina). Ortea, que dedica a menudo especies a mujeres pintoras o científicas, lleva descubiertas y descritas 856 en todos los mares del mundo, la mitad de ellas en Cuba y más de 100 en las islas Canarias. “Lo más particular del caracolito es su coloración tan distintiva y contrastada, un DNI que lo hizo visible de inmediato como una nueva especie frente a sus congéneres ya conocidos”, explica Ortea. El investigador no puede dar una cifra exacta de la cantidad de ejemplares -aunque señala que son “muy abundantes”-, ya que, según asegura, el buceo a 60 metros de profundidad está muy limitado en el tiempo y “apenas se puede pellizcar el fondo para obtener una muestra”.
Este nuevo material se consiguió gracias a una misión de buceo realizada por la empresa Aquawork SL por encargo de la Dirección General de Lucha Contra el Cambio Climático y Medio Ambiente del Gobierno de Canarias. El principal objetivo del proyecto, cofinanciado por los Fondos Regionales Europeos (FEDER), es caracterizar la comunidad de Antipathella wollastoni (coral negro) de la isla y ver el efecto del calentamiento global sobre el piso circalitoral gracias a un seguimiento exhaustivo de varios años.
Por lo tanto, el haber visto el caracol que lleva ahora el apellido de Margarita fue un resultado colateral. Leopoldo Moro, técnico de conservación y gestión del mundo marino en el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno canario, explica que esta zona es muy poco conocida. “Nunca se había bajado hasta ahí. Estamos empezando a conocer la biodiversidad de la región. Además, estas especies son endémicas, algo poco común en el mar. Eso da un valor particular a nuestro patrimonio genético», asevera el experto.
El Museo de la Naturaleza y Arqueología de Santa Cruz de Tenerife (MUNA) recibió la solicitud de depósito del equipo para dejar el material tipo encontrado. El grupo de científicos acumula ya 250 ejemplares únicos en el museo, cuenta Alejandro De Vera, conservador de biología marina de la institución. “Al principio el espécimen no tenía nombre. Nos dieron el ejemplar más relevante, el que representaba todas las características de la especie”, explica. El museo lo tiene guardado en su almacén, conservado en seco y a las temperaturas adecuadas para evitar su deterioro. “Hay que facilitar la consulta para los investigadores. La relevancia científica de esta especie es muy importante debido a su escasez”, asegura el experto.
Para Claudio Barría, biólogo marino del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), siempre es una buena noticia el descubrimiento de nuevas especies, y “más si lo dedican a una científica tan admirada y luchadora como Margarita Salas”. El científico asegura que estos últimos años se han descubierto cientos de especies, ya sea por el trabajo de muchos científicos que están trabajando en zonas poco exploradas de la tierra (como el piso circalitoral) o por el uso de nuevas técnicas moleculares. “Estas nuevas familias aumentan la biodiversidad del planeta y nos recuerdan que hay otras muchas que están desapareciendo sin que hagamos nada por evitar su extinción”, concluye.