PLC ha perdido el rumbo
El excandidato opositor a la presidencia de Nicaragua Maximino Rodríguez dijo este miércoles que el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), que atraviesa una disputa interna, «ha perdido el rumbo» a menos de un año de las próximas elecciones generales, reportó la agencia EFE.
«La dirigencia del PLC ha perdido el rumbo, han demostrado que son incapaces de dirigir a una organización con tanta historia, y consecuentemente se han dedicado a una guerra sin cuartel», señaló Rodríguez, que fue candidato a la presidencia por ese colectivo en los comicios de 2016.
El PLC, liderado por el expresidente de Nicaragua Arnoldo Alemán (1997-2002), mantiene una disputa por el control entre la diputada María Haydée Osuna y la exlegisladora María Fernanda Flores, esposa del exmandatario, indicó Rodríguez. El Consejo Supremo Electoral, controlado por el oficialismo, reconoce a Osuna como presidenta nacional y representante legal del PLC, mientras se dirime la disputa legal.
Lo que ocurre es un «pleito» por el liderazgo
Osuna promovió la semana pasada la destitución de Flores como diputada ante la Asamblea Nacional, con el voto de los legisladores del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Tras esa decisión, Rodríguez, un exguerrillero de la «Contra», decidió renunciar a la jefatura del grupo parlamentario del PLC, donde son la segunda fuerza.
Según el legislador, lo que ocurre en el PLC es un «pleito» por el liderazgo tras el desgaste político y físico del exmandatario Alemán, próximo a cumplir 75 años y que en 1989 fue uno de los precursores de ese colectivo que venció a los sandinistas en las elecciones presidenciales de 1996 y 2001.
Para Rodríguez, las diferencias en el PLC se tratan de un «pleito de dos señoras que no han tenido la capacidad política para resolver una disputa». «No tienen el nivel ni la capacidad para dirigir una organización política como el PLC», criticó el legislador, que advirtió sobre el peligro de haberle entregado «las llaves» del partido al FSLN, que controla el Poder Electoral, y es su adversario político.
«Son unos niños en política»
«Son unos niños en política y los pleitos personales lo han llevado al extremo de hacerle daño a la organización», consideró. A su juicio, la disputa de las dos dirigentes «ha creado un cisma» en el grupo parlamentario opositor y en el partido, por lo que las llamó «seres irracionales» y las invitó a que renuncien a sus cargos «y que sean las bases del partido las que elijan las nuevas autoridades» del PLC.
«Es mejor un PLC sin las dos, porque las dos han demostrado inmadurez política, incapacidad. Las dos son culpables de la debacle que está viviendo el partido», insistió.
La situación de crisis interna del PLC provocó que la Coalición Nacional, que se ha presentado como la gran fuerza política que enfrente al sandinista Daniel Ortega en las próximas elecciones, decidiera expulsar a esa organización el pasado lunes. El PLC ha estado bajo el liderazgo de Alemán desde sus años como alcalde de Managua (1990-1995).
¿FSLN juega al caos?
Una fuente vinculada al tema expresó que el «juego del Frente es que se tenga caos y desesperanza». «En esta etapa está logrando que todos nos decepcionemos. Y veo al PLC corriendo independiente de la unidad amplia y forzado a hacerle el juego a los sandinistas. Ellos entraron a la Coalición para controlarla y no les funcionó», dijo.
«Esa relación era insostenible y mejor que se vayan decantando y dando las definiciones de donde está cada quien. Desde ese punto de vista esto ocurrió temprano y no creo que favorece al régimen a como quisieran. Pero el camino es largo todavia. En cuanto a lo que dijo Alemán, teníamos rumor de que había ocurrido y no le fue bien a Félix con ese numerito. Pero no creo que sea tan transcendental», añadió.
«La Alianza está avanzando en la organización e implementación de la estrategia que le toca. Y va caminando. Ha perdido capital político pero esperemos que si acá se logra articular una oposición de verdad, no se cometan más estupideces por parte del régimen que sigan incrementando el costo a toda la sociedad de persistir en controlar todo el poder, si no que se entienda que lo sano, es distribuirlo. Esa obsesión con controlarlo todo está costando y el régimen tiene que ceder o se seguirán incrementando los costos para todos de maneras insospechables», finalizó.