Medio siglo de ‘El padrino’: diccionario para recorrer la obra maestra de Coppola sobre la mafia
Gregorio Belinchon
El Pais
Han pasado 50 años del estreno de El padrino, de Francis Ford Coppola, obra maestra del cine, un drama tan shakespeariano y familiar como mafioso y criminal. En EE UU se lanzó a mediados de marzo de 1972 y a España no llegaría hasta meses después, en octubre. El reestreno mundial en salas de una versión remasterizada en 4K, a la que los especialistas en restauración fílmica han dedicado 4.000 horas de trabajo, vuelve a apasionar a los cinéfilos amantes de una película inconmensurable, en la que resucitan las sombras, los contrastes y la oscuridad creados por el director de fotografía Gordon Willis. En The New York Times, Coppola confiesa por el aniversario: “Como cineasta, yo no sabía cómo hacer El padrino. Aprendí sobre la marcha… haciéndola”. Para recordar aquel viaje, qué mejor que un diccionario de El padrino.
ANDOLINI, VITO. Vito Corleone en realidad no se apellida así, y lo sabremos en El padrino II. Su nombre real es Vito Andolini, nacido el 7 de diciembre de 1892. Al emigrar a EE UU a los nueve años, en la isla de Ellis —donde se registraba a los inmigrantes que entraban a Nueva York en barco—, el funcionario inscribe como su apellido su villa natal, Corleone. Un dato: por esas instalaciones pasaron más de 12 millones de inmigrantes entre 1890 y 1940.
BRANDO, MARLON. El presidente de Paramount, Stanley Jaffe, le dijo a Coppola: “Te aseguro que Marlon Brando jamás aparecerá en esta película. Además, por mi cargo, no te permitiré que me lleves la contraria”. Toda la producción de El padrino está llena de frases rotundas incumplidas. Para el papel de Vito Corleone, entrevistaron a un centenar de actores, aunque el director de reparto, Fred Roos, se centró en Laurence Olivier, Marlon Brando y George C. Scott. El duelo definitivo entre Olivier y Brando quedó resuelto porque el primero enfermó. Mario Puzo, autor de la novela que se llevaría a la gran pantalla, había señalado a Brando dos años antes como el perfecto protagonista. Pero Paramount le consideraba veneno para la taquilla y, con el objetivo de poner a Coppola y a Puzo entre la espada y la pared, pidieron que Brando hiciera una prueba de cámara, algo que el actor rechazaba por sistema. Coppola se fue a casa del intérprete, y este se peinó hacia atrás con betún negro y se puso algodones de dentista en los carrillos para parecer un bulldog. Le grabó con 47 años aparentando unos 60. Y arrasó. Durante el rodaje, Brando fue caprichoso, bromista —se tomaba poco en serio incluso a sí mismo— y desmemoriado. Hay multitud de fotos del rodaje donde se ven a sus compañeros escondiendo de la cámara carteles con los diálogos de Brando para que él los leyera. Con todo, ¡qué Vito Corleone compuso!.
COPPOLA, FRANCIS FORD. Cuando le llegó la oferta irrechazable de El padrino, Francis Ford Coppola ya había dirigido cinco largometrajes, aunque ninguno con éxito comercial. Su nombre era el 13º en la lista de Paramount, donde aparecían antes Arthur Penn, Franklin J. Schaffner, Peter Yates, Richard Brooks… Coppola, de 32 años, sabía trabajar con presupuestos ajustados, era barato y de ascendencia italiana, aunque no tenía ni interés ni conocimientos sobre la mafia. Acuciado por las deudas, aceptó un contrato con porcentaje sobre los beneficios de la película. Además, Coppola coescribió el guion con Mario Puzo, que ya había redactado un primer libreto trasladando la acción a su presente (años setenta, hippies) por orden de Paramount. Fue Coppola quien le hizo retornar a la línea temporal del libro, ambientado a mediados de los cuarenta. En El padrino, el cineasta contrató a muchos amigos y familia: había ido al instituto con James Caan; su hermana, Talia Shire, encarna a Connie Corleone; sus padres, sus tres hijos y esposa aparecen en algún momento en pantalla, y su hermano August le ayudó con el guion. Hay constancia documentada de al menos cinco ocasiones en que Paramount casi le despidió. Por suerte, aguantó.
DON, BESAR AL. Cuando se rodó y estrenó El padrino, los mafiosos ya no besaban a sus jefes. Era una costumbre que había desaparecido. Tras 1972 recuperaron la tradición. Y fascinados por la película, asumieron mucho de lo mostrado en pantalla (como vestir con elegancia).
EVANS, ROBERT. Jefe de producciones internacionales de Paramount, a inicios de los setenta Robert Evans era un dios en Hollywood, donde se le comparaba con otro niño bonito y ejecutivo mítico, Irving G. Thalberg. Evans puso al frente de la producción de El padrino a Albert S. Ruddy y a Gray Frederickson como su director de producción (cuando estuvieron a punto de despedir a Coppola en mitad de la filmación, Frederickson fue el único que le defendió). Ellos fueron los auténticos motores de la película. Evans con el tiempo intentó erigirse en responsable del éxito, y aseguró que además El padrino le había costado el divorcio. Como estaba muy involucrado en el tormentoso rodaje, nunca se pasó por el plató donde se filmaba La huida, en la que su esposa, la actriz Ali MacGraw, encontró el amor en brazos de Steve McQueen.
FAMILIAS, LAS CINCO. Son las familias que componen la mafia neoyorquina y constituyen la Comisión: los Tattaglia, los Barzini, los Corleone, los Cuneo y los Stracci.
GENOVESE, VITO. Vito Corleone nace de la mezcla de dos capos reales, Vito Genovese y Joseph Profaci. Genovese, como Corleone, ordenó que su familia no entrara en el negocio de la droga. Por cierto, ¿nombre del caporegime de Genovese? Michael Gatillo Mike Coppola. Sin relación con el director.
HAGEN, TOM. Recogido de las calles por los Corleone, que le consideran parte de la familia, Tom Hagen será el consigliere de don Vito tras la muerte de su predecesor, Genco. Es el director general de la empresa, el hombre de confianza que hace ejecutar las órdenes, porque un Don nunca ordena a otros subordinados (así jamás podrá ser acusado de nada por la justicia). Para el resto de las familias, que Hagen sea de orígenes irlandeses es síntoma de debilidad. Pero don Vito conoce su lealtad, Hagen vive bajo su amparo desde que se pegó a Sonny, y además de inteligente es abogado. ¿Por qué no sale en El padrino III? Porque la productora rechazó las peticiones económicas de su intérprete, Robert Duvall, que quería el mismo sueldo que Al Pacino.
I BELIEVE IN AMERICA. Y sigue “America has made my fortune” (”Creo en América. América hizo mi fortuna”). Estas son las primeras frases que se escuchan en pantalla, declamadas por Amerigo Bonasera, dueño de una funeraria, en el despacho de don Corleone. Por otro lado, la primera línea del guion es una típica indicación: “1A INT DAY: Don’s Office (Summer 1945)”.
JONES CAUSEWAY, PLAYA DE. El salvaje asesinato de Sonny ocurre en el mirador sobre la playa de Jones Causeway, aunque se filmó en realidad en la pista de aterrizaje del Floyd Bennett Field (Nueva York). Costó 100.000 dólares, James Caan llevaba 127 dispositivos detonadores llenos de sangre para simular el impacto de las balas (él iba protegido con una plancha de latón) y el coche, un Lincoln de 1941, escondía 200 agujeros previamente perforados también con detonadores.
KAY o KEATON, DIANE. “Es mi familia, Kay, yo no soy así”. Michael le suelta a su novia una frase que se volverá en su contra durante toda la saga. Kay es la guía del espectador, la que se queda fuera en el último plano mientras Al Neri cierra la puerta tras la que los caporegime besan la mano de Michael. Keaton deslumbra en el papel, le da vivacidad… y eso que casi no la contratan porque venía de hacer comedia en teatro y televisión. Solo cuando se juntó a Pacino la productora pudo comprobar que no era más alta que él.
LECCIONES DE ESTRATEGIA (libro). El padrino revela multitud de detalles sobre técnicas empresariales. En 2007, un libro de Guillermo de Haro titulado Lecciones de estrategia (editorial Pearson) analizó desde esa perspectiva la película y diseccionó el entorno competitivo. Liderazgo, gestión de recursos humanos, estructura operativa, visión y misión… y las diferencias estratégicas entre Vito Corleone y su hijo Michael.
MAFIA o MOB. Ninguna de estas palabras, asociadas al crimen organizado, se pronuncian en la película.
NARANJAS. La versión oficial dice que el diseñador de producción Dean Tavoularis usó esta fruta en numerosas ocasiones con el objetivo de iluminar las escenas más oscuras. Para Coppola el cítrico era un símbolo de Italia. Pero siempre que el cítrico aparece en manos de un personaje, este queda señalado, como si anticipase su muerte. La primera en subrayar esta coincidencia fue la crítica Judith Vogelsgang, que encontró siete apariciones premonitorias con naranjas o ropa de ese color. Y la octava: ¿de qué fruta son las mondas que se mete en la boca Vito Corleone para bromear con su nieto justo antes de sufrir un infarto mortal?
OSCAR, PREMIOS. Fue candidata a 10 galardones de la Academia de Hollywood. El padrino ganó las estatuillas a mejor película, mejor guion adaptado (Mario Puzo y Coppola) y mejor actor (Marlon Brando). El intérprete no acudió a la gala y en su lugar recogió el trofeo Sacheen Littlefeather, nativa americana que habló para reivindicar los derechos de esos pueblos.
PACINO, AL. Albert S. Ruddy quería para Michael Corleone a Robert Redford, nombre que espantó al resto de los involucrados. Pero Redford, como Warren Beatty, rechazó la oferta. James Caan (que acabaría encarnando a su hermano Sonny) fracasó en la prueba. Y Coppola y Puzo se fijaron en Al Pacino, 31 años y una película, Pánico en Needle Park. Hizo un test de cámara con Diane Keaton y ni se sabía los diálogos. Volvieron a Caan, que no mejoró en su prueba, algo que Pacino sí logró en su segunda oportunidad. El actor siempre ha contado que cada día durante el rodaje pensaba que le iban a despedir y que aquella sería su última jornada.
QUINIENTOS MIL PIES DE PELÍCULA. Son los que se rodaron, que en metros equivalen a unos 150.000. En horas de metraje, 90 horas, así que como la película dura dos horas y 55 minutos, la proporción entre lo filmado y lo usado es de 30 a 1. Días de rodaje: 77.
ROTA, NINO. Inicialmente, El padrino obtuvo 11 nominaciones a los Oscar, pero la nominación de Nino Rota a mejor banda sonora fue anulada tras comprobarse que estaba demasiado inspirada en un trabajo suyo precedente, la partitura para Fortunela (1958), de Eduardo De Filippo. Rota, que ya había trabajado con los grandes cineastas italianos, fue una elección de Peter Bart, vicepresidente de asuntos creativos de Paramount (él fue quien compró el borrador del libro de Puzo), que Coppola también apoyó. Robert Evans prefería a Henry Mancini, al que Coppola no quería. Finalmente, Rota compuso la partitura que le dio a conocer en el cine de Hollywood.
SPAGHETTI. Clemenza le explica a Michael que para su receta de spaghetti primero echa los tomates y los fríe, un detalle que exasperó a Mario Puzo, autor de la novela, porque en el libro no aparece tamaña aberración. Luego sí, luego añade bien salchichas y albóndigas. En la novela su secreto no es el azúcar, sino el vino tinto. Es un secreto porque Clemenza y todos los italianos que le rodean son sicilianos, y añadir vino a la salsa de los spaguetti es del norte de Italia.
TATTAGLIA Y TESSIO. Son los traidores. La familia Tattaglia quiere fulminar a los Corleone, y Tessio, que de joven había conformado junto a Vito y a Clemenza un trío de matones mítico, se acerca a Michael en el funeral de su padre a proponerle una conferencia de paz. Ese movimiento le señala como traidor a los Corleone. Antes de que le ejecuten, pide a Hagen que le explique a Michael sobre su traición: “No es nada personal, son solo negocios”.
URZÌ, SARO. Actor siciliano que encarnó a Vitelli, dueño del bar Vitelli y padre de Apollonia, la primera esposa de Michael. El bar existía desde 1963, y su exterior se mantiene como en la película (le cambiaron el nombre) en el pequeño pueblo de Sàvoca, a 15 kilómetros de Taormina. Es un sitio mágico. Dentro del bar las dueñas, dos hermanas, han creado un templo a El padrino, con multitud de fotos del rodaje. En la cercana iglesia del siglo XIII (el pórtico es del siglo XVI), Coppola filmó la boda entre Michael y Apollonia.
VOY A HACERLE UNA OFERTA QUE NO PODRÁ RECHAZAR. Una de las frases más famosas de El padrino. Se pronuncia en cuatro ocasiones: Michael le cuenta una historia a Kay que incluye esa admonición; Vito a Johnny Forlane le explica que hará una propuesta de ese calibre al productor Woltz; Sonny le comenta a Michael que así es la oferta de la familia Tattaglia, y Michael le dice a Fredo que le propondrá algo parecido a Moe Greene.
WILLIS, GORDON. Enorme director de fotografía, apodado el príncipe de las tinieblas por su propensión a rodar con poca luz y usar las sombras para dibujar a los personajes, sin que se les viera claramente los ojos. Las broncas entre Coppola y Willis fueron homéricas. Cineastas como Alan J. Pakula y Woody Allen trabajaron con Willis siempre que pudieron. Siendo el director de fotografía más importante de los setenta, solo fue dos veces candidato al Oscar (El padrino III y Zelig), y solamente recibió el de Honor.
X. Hay varios enigmas sin resolver en El padrino. El más llamativo es: ¿quién mete en la cama de Woltz, el productor cinematográfico, la cabeza cortada de su caballo Karthoum? El montaje da a entender que Woltz descubre los restos de su amado purasangre la mañana siguiente a la noche en que echa a Hagen de su mansión. Según las notas de guion de Coppola, Hagen vuelve a Nueva York, se lo cuenta a don Vito y este envía a Luca Brasi, más bregado en operaciones que requieran mancharse de sangre. Pero con la velocidad de los aviones de la época, hubieran necesitado varios días de traslados…
YEMEN DEL SUR. El 13 de enero de 1986, el presidente de Yemen del Sur, Ali Nasser Mohammed al-Hassani, reunió a sus rivales en una sala de reuniones y los asesinó. Siguió la metodología de la mafia mostrada en El padrino, como reconoció uno de sus dirigentes.
ZOETROPE. La productora de Coppola, ubicada en San Francisco, se llamaba en aquel momento American Zoetrope. Por su mala situación económica, Coppola aceptó dirigir El padrino. Antes de comprometerse, consultó con el entonces vicepresidente de la compañía, George Lucas, que le respondió que ni lo dudara.