19 de agosto de 2022

Coches, salud y metaverso, los negocios de futuro de Apple

Manuel G. Pascual
El País

Pasaremos de llevar productos Apple a que estos nos lleven a nosotros. La tecnológica prepara su desembarco en la industria del automóvil con un coche eléctrico autopilotado. Pese al hermetismo de la compañía, su proyecto es un secreto a voces. Así se interpreta que la tecnológica acabe de contratar a un alto directivo de Lamborghini, según adelantó hace dos semanas Bloomberg. Se trata de Luigi Taraborrelli, que durante las dos últimas décadas ha sido responsable de los chasis y aerodinámica de los modelos desarrollados por la marca italiana. El salto a este nuevo sector se suma a otras sorpresas que prepara la empresa de Cupertino. Su apuesta por la salud es también cada vez más fuerte y tiene muy avanzadas unas gafas de realidad mixta con las que quiere irrumpir en el metaverso. Apple está decidida a ser algo más que la marca de los iPhone, iPad e iMac.

El iPhone con ruedas
El de Taraborrelli no es el único fichaje que ha realizado la compañía en la industria automotriz. Apple se hizo a principios de año con los servicios de un veterano directivo de Ford, a quien le encomendó supervisar la seguridad de los vehículos. En 2021 enroló a Ulrich Kranz, antiguo responsable de los coches eléctricos de BMW, y Stuart Bowers, director de los sistemas de autopilotaje de Tesla. De acuerdo con fuentes citadas por Bloomberg, el proyecto de Apple cuenta ya con centenares de ingenieros procedentes de Mercedes, Volvo, Aston Martin, McLaren, Porsche o Waymo, la marca de coches autónomos de Alphabet, matriz de Google. Preguntada por EL PAÍS sobre las recientes contrataciones, una portavoz de la compañía resalta que tienen por norma no hacer comentarios de fichajes más allá de los que se sientan en el Comité Ejecutivo y que no tiene nada que compartir respecto al proyecto Apple Car, que califica como “rumor”.

Esa es la postura oficial de la multinacional. Extraoficialmente, se sabe que los directivos de Apple llevan años considerando lanzarse al mercado automotriz. El proyecto ha sufrido parones precisamente porque Tim Cook, consejero delegado de la compañía, y otros altos ejecutivos, no acababan de ver claro el producto. Los últimos movimientos parecen indicar que se han disipado las dudas sobre su viabilidad. Según fuentes citadas por Bloomberg, se estaría considerando tenerlo listo para 2025. Una investigación del rotativo financiero japonés Nikkei e Intellectual Property Landscape publicada la semana pasada reveló que Apple ha solicitado entre 2000 y 2021 al menos 248 patentes relacionadas con la industria del automóvil, incluyendo sistemas de conducción autónoma, sensorización del coche, conectividad con el móvil, realidad aumentada o gestión de la batería eléctrica.

¿Por qué querría Apple entrar en el negocio de la automoción? Una de las respuestas es que el coche es el último entorno que queda por digitalizar. Y, si la promesa de la conducción autónoma se acaba cumpliendo, el peso de la inteligencia artificial en los coches será cada vez mayor. Los vehículos son ordenadores con ruedas. El emprendedor indo-canadiense Salim Ismail, uno de los fundadores de la Singularity University, se refiere de hecho a los coches como “un soporte de aplicaciones con ruedas”. Y eso es lo que fabrica Apple: dispositivos en los que usar sus apps.

La compañía de la manzana no es la única tecnológica interesada en el sector. Google tiene desde 2009 una compañía, Waymo, dedicada a desarrollar sistemas de conducción autónoma. Xiaomi y Oppo, dos de los mayores fabricantes mundiales de teléfonos inteligentes, tienen también en marcha proyectos para lanzar sus propios vehículos eléctricos.

Poco se sabe sobre cómo será el vehículo en el que trabaja Apple. Según reportan algunos medios, la tecnológica quiere lanzar un coche radicalmente distinto a lo que se comercializa ahora mismo. De ahí también las dudas sobre el momento adecuado para lanzarlo al mercado. Se dice que la intención de la empresa es que sea totalmente autónomo y que no incluya siquiera volante o pedales. Su interior estaría diseñado de forma que los pasajeros se sienten enfrentados, cara a cara. Las pantallas y otros elementos de entretenimiento desempeñarían un papel central en el vehículo, como también lo haría la realidad aumentada.

Un médico en la pulsera
La salud es otro de los campos que Apple viene sembrando desde hace casi una década en busca de futuros negocios. El lanzamiento de la app Salud en 2014 y, sobre todo, del Apple Watch en 2015 abrieron un nuevo terreno de procesamiento y recolección de datos hasta entonces virgen para la compañía. El reloj inteligente de la firma de la manzana cuenta con varios sensores que realizan periódicamente mediciones como la frecuencia cardiaca o, desde que asomó la Covid-19, el nivel de oxígeno en sangre. También puede estimar las horas de sueño, energía consumida o actividad física realizada.

Los ingenieros de Apple trabajan en el desarrollo de sensores para que el reloj sea capaz de realizar mediciones sobre otras constantes vitales, como la temperatura corporal, los niveles de glucosa en sangre o la presión arterial. Fueron pioneros en detectar fibrilación auricular con este dispositivo. La idea de fondo es centralizar toda la información médica de los usuarios. O, en palabras de la propia compañía, “ayudar a las personas a cuidar activamente de su salud al actuar como guardianes inteligentes de su salud y seguridad”. Incluso se ofrece la posibilidad de subir documentos clínicos e introducir manualmente casi cualquier tipo de dato que todavía no recoja el reloj.

“La severa política de privacidad de Apple les hace muy buenos para el entorno sanitario, y su apuesta por ser el visor de las historias clínicas ha dado un gran golpe de efecto en EE UU”, opina Frederic Llordachs, cofundador de Doctoralia, un portal de recomendación de médicos. El enfoque de Apple es, hasta el momento, ese: recoger todos los datos posibles y ordenarlos para que el usuario pueda disponer de ellos como quiera. “Sus maniobras por hacer del Apple Watch una herramienta de monitorización de la salud son muy científicas, pero no pueden escalar fuera de los mercados ricos. Eso limita su expansión, pero sirven como espejo para abrirle paso a las tecnológicas en la salud”, sostiene Llordachs.

Apple no está sola en la carrera por colonizar la salud. Amazon, Microsoft o Google también tienen actividad en este sector, que está llamado a ganar peso en los próximos años. El envejecimiento de la población en los países ricos y la transición de la medicina asistencial hacia los modelos de medicina predictiva, basados en mediciones individualizadas de parámetros médicos a través de wearables para minimizar las visitas al médico, ofrecen un gran mercado a quienes se posicionen ahí. “Amazon está ganando la partida en la telemedicina porque son mejores en la operación. Google está apostando por la inteligencia artificial médica y Microsoft está dentro de todos los hospitales del mundo con Office y, ahora, con Azure. Todos son modelos escalables. Apple es hardware”, analiza Llordachs.

Esperando al metaverso
El secretismo que rodea los nuevos proyectos de Apple es total. Con todo, hay un rumor cada vez más sólido en la naciente industria relacionada con el metaverso: la compañía de la manzana quiere entrar en el negocio. Y planea hacerlo, una vez más, aportando hardware. En este caso, unas gafas de realidad mixta para interiores, es decir, capaces de superponer imágenes digitales sobre la realidad, de manera que el usuario vea, por ejemplo, un personaje digital sobre la mesa con el que poder interactuar. La industria tiene claro que ese será el primer estadio del desarrollo del metaverso: el entorno de realidad virtual pura se reservará a experiencias muy determinadas, como los videojuegos.

“Se espera que Apple lance su visor a mediados el próximo año”, explica Víctor Javier Pérez, coordinador del programa ejecutivo de Metaverso de la escuela de negocios ISDI. La compañía no confirma ni desmiente nada, pero “ha habido filtraciones en las cadenas de montaje y hasta se ha colado en parte de su software alusiones a un nuevo sistema operativo que se va a llamar RealityOS, que presumiblemente se usará en las gafas de realidad mixta”, añade el profesor. En mayo de este año se mostró un prototipo de las gafas a los altos directivos de la empresa durante un consejo de administración, según publicó Bloomberg, lo que significa que el producto estaba ya avanzado.

Poco se sabe, una vez más, de las características del visor. Se dice que su precio se situará en torno a los 2.000 dólares, casi el doble de lo que costarán las nuevas gafas Quest que lanzará Meta a finales de este año. “Creo que Apple aportará potencia, por todo el trabajo que tiene detrás de chips y sensorización, y ergonomía, presentando un dispositivo más ligero y cómodo. Será interesante ver la conectividad con otros productos Apple y si marca nuevos estándares de usabilidad, como pasó con el Apple Watch”, opina Pérez.

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