2 de enero de 2023

¿Se puede prevenir la demencia?

NATALIA GARCÍA CASARES
EL PAÍS

La demencia se puede prevenir en parte porque hay circunstancias sobre las que sí se puede actuar, pero hay factores que no podemos modificar. El principal es la edad. A partir de los 65 años aumenta el riesgo de demencia, y eso no se puede cambiar. Otro factor muy importante es el sexo: las mujeres tenemos más riesgo de padecer alzhéimer, por ejemplo. Y además están los factores genéticos que tampoco podemos modificar: se sabe, por ejemplo, que las personas que portan uno o los dos alelos 4 de la apolipoproteina E (APOE) tienen entre 2 y 3 veces más riesgo de padecer alzhéimer. Hay otros factores genéticos asociados a las demencias muy tempranas como el llamado “alzhéimer familiar”, que aparece en personas más jóvenes y que aproximadamente representan un 1% de las demencias, y que tienen una genética bien definida.

La edad, el sexo y la genética no los podemos cambiar, pero hay otros factores sobre los que sí podemos actuar. Son los factores modificables y cada vez sabemos más sobre ellos.

Por ejemplo, un nivel educativo bajo es un factor para tener demencia. Por eso, educarse y mantener el cerebro activo hasta las edades finales de la vida proporciona una protección a la que llamamos “reserva cognitiva”. El consejo para prevenir la demencia es que aprender cosas nuevas, aprender un idioma y otros, funciona como prevención.

Hay otros factores ligados al riesgo vascular, en primer lugar, la hipertensión. Se ha visto que las personas que son hipertensas en edades medias de la vida tienen más riesgo de presentar una demencia en el futuro. Esto es más controvertido cuando la hipertensión aparece en edades avanzadas. Y lo mismo ocurre con la obesidad; las personas obesas en la mediana edad tienen también más riesgo de demencia en edades avanzadas. Y la diabetes es otro factor de riesgo muy importante. Las personas diabéticas tipo 2 tienen riesgo de demencia hasta 2 o 3 veces más que las no diabéticas. Además de estos factores, están fumar y el consumo de alcohol, que también aumentan el riesgo.

Asociados a los riesgos vasculares hay una serie de condiciones que también pueden ser preventivas. Por ejemplo, se ha visto que mantener una dieta mediterránea disminuye el riesgo, y esto es así porque esta dieta incide en los factores de riesgo vascular. Si lo que comes hace que la hipertensión, la obesidad y la diabetes se controlen, al mismo tiempo se está reduciendo el riesgo de demencia. Y el otro factor protector es el ejercicio físico, porque también disminuye esos factores de riesgo vascular.

Hay otros factores que pueden incidir en la demencia, como la depresión. Lo que ocurre es que no se sabe si es causa o efecto, porque está comprobado que, por ejemplo, es frecuente que los pacientes con demencia se depriman incluso antes de manifestarse la enfermedad. La relación es compleja, pero la depresión también está identificada como factor de riesgo.

Y luego hay otros factores como el aislamiento social, que también es factor de riesgo probado. Por eso se aconseja la interacción con otras personas durante la vejez, porque el aislamiento está asociado a mayor riesgo de demencia. Una población con mayor riesgo de demencia es la que sufre pérdida de audición y eso es así por el aislamiento social que conlleva la sordera.

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